Smart #3 Brabus: Este eléctrico no es muy Smart ni muy Brabus, pero por eso vas a querer comprarlo

Así que Mercedes, propietaria de Smart, metió la marca en una coctelera de la que salieron coches más convencionales para complementar a Mercedes y competir con Mini, su némesis en el grupo BMW, pero con el estilo Smart, y cuando ya estaba todo listo, llegó un nuevo CEO a Mercedes-Benz que decidió apostar por el lujo y los coches caros, así que decidió vender Smart, que llevaba 25 años dando pérdidas, al grupo chino Geely -ya propietario de Volvo y Lotus- quedándose Mercedes con el 50 por ciento de la marca porque, al fin y al cabo, ya había diseñado su futuro. Así que Geely se ha quedado la fabricación, que se realiza en China, y la plataforma técnica, que ya está utilizando en el nuevo Volvo EX30 eléctrico.

ADIÓS A LOS SMART 'MICRO'

Y así llegamos a la nueva Smart, con modelos como el Smart #1 y, sobre todo, este Smart #3 que cuesta muy poco más que su hermano. ¿Y qué es el Smart #3? Pues diría que, con 4,40 metros de largo, es como un compacto Volkswagen Golf, pero con un estilo crossover, se parece más a un Cupra Formentor, Kia Xceed, Mazda CX-30 o Toyota C-HR. Como ninguno de estos es eléctrico, sus rivales serían los Alfa Romeo Junior y Opel Mokka, pero como estos tienen baterías de 50 kW y el Smart luce una de 66 kW, lo que lo hace más polivalente, sus rivales pueden ser los MG4, Renault Megane o Cupra Born, estos sí, totalmente eléctricos, y con un uso polivalente parecido al del Smart 3.

El Smart 3 no está muy visto, así que contamos todas sus versiones además del Brabus, que es algo así como el AMG de la gama. El modelo ‘básico’ de esta gama tiene ya 272 caballos y tracción trasera con batería de 44 kilovatios y 325 kilómetros de autonomía por 39.400 euros o 66 kW con 435 kilómetros de rango desde 44.400 euros. El tope de gama es este Brabus de tracción total y 428 caballos que tiene 415 kilómetros de autonomía por 51.900 euros, un coche que acelera de 0 a 100 en 3,7 segundos pero que, Brabus, Brabus, no es. Porque recordamos que con cualquier Smart Brabus de antaño peligraban tus empastes a la primera alcantarilla, y este pasa los badenes ‘fumándose un puro’.

Así que, para bien, este coche no es muy Smart, sino que es más grande, amplio y familiar, ni muy Brabus, porque es rápido, pero cómodo y utilizable en el día a día. Y por estos dos motivos querrás tenerlo en el garaje, pero hay más.

COMPACTO PREMIUM, Y DIVERTIDO

El diseño llama mucho la atención, y es que al mezclar el estilo 'tipo Mercedes', con detalles muy Smart tiene el punto exacto de sofisticación que nos gusta. A muchos les recuerda a los BYD con sus pilotos o faros unidos en la parte central, pero los toques de color lo hacen original y atractivo, con detalles como los logos Brabus en posición baja y lateral o el color rojo en el interior de la parrilla o el alerón trasero. Las llantas, de nada menos que 20 pulgadas, no son muy aerodinámicas, y dejan ver unos frenos de color rojo en unos pasos de rueda de plástico muy 'crossover'... aunque el Peugeot 205 GTI de los años ochenta ya lucía este tipo de recurso estético. Las puertas sin marco ayudan a subir y bajar del coche con facilidad y confort y contribuyen a ese aspecto de coche bueno y caro que tiene el Smart.

Pasamos al interior y el carácter premium sigue presente. Los asientos son preciosos, aunque no sujetan mucho, pero tienen calefacción y ventilación programables y todo tipo de regulaciones eléctricas y memorias, ‘muy Mercedes’ y muy poco habitual en esta clase. El cuadro de relojes también es muy bueno, con una gran pantalla central y otra pantallita tras el volante que se ven estupendamente, y además tiene 'head-up display'. Y la facilidad de uso es la norma, con una palanca de cambios bien ubicada, buenas palancas, botones de gran solidez y una pantalla central con todos los mandos posibles y con un asistente que, según él mismo nos dice, todavía está aprendiendo ¿está conectado a la IA? seguro que algo de eso hay.

La pantalla agrupa muchas, muchísimas funciones, pero es fácil de entender y manejar, aunque a veces nos llevamos decepciones como la recepción de las órdenes para la radio o la integración de los mapas, ambas mejorables. Al menos el equipo de audio Beats nos deleita con sus buenos bajos. No nos gusta, en estas plazas, la consola central unida con la parte central entre los asientos y que, además de restar uso a la parte baja, será una fuente constante de ruiditos y molesta a las rodillas de los conductores más altos. Al menos los huecos en esta consola son óptimos y tienen tapa para evitar la acumulación de polvo.

Las plazas traseras son muy amplias para el tamaño del coche, se viaja cómodo, y solo nos quejamos del techo de cristal, que no tiene cortina y deja entrar más calor de lo habitual. Es muy luminoso, lo que en ciudades con mucha luz hace que vayamos con los ojos un poco cerraditos... o con gafas de sol. 

El maletero se abre de forma eléctrica pulsando la ‘a’ de Smart, que en el portón es 'redonda' y da acceso a un espacio de 370 litros que, bien, pero tampoco es la bomba. Delante tenemos un maletero de 15 litros para un cable muy apretadito. Podría ser mejor, aunque es el único coche de su clase con maletero delantero.

Menos ‘Brabus’ pero más potente y rápido

Vamos a ponernos en marcha y el Brabus acelera de 0 a 100 en 3,7 segundos ¡3,7 segundos!, curiosamente acelera más con la batería a tope que cuando estamos por debajo del 30-40 por ciento, donde las prestaciones no son tan buenas. La dirección es tirando a dura, y el volante es una maravilla por tamaño, materiales y tacto. Los datos de marcha se entienden muy bien gracias a la pantalla tras el volante, dejando la central para todo tipo de cachivaches del coche o de las apps integradas. No tiene levas tras el volante, lo que siempre viene bien para retener velocidad en un coche eléctrico, y como todo coche nuevo, la normativa europea GSR2 obliga a que nos avise si sobrepasamos la velocidad de la vía cada con un sonido triple que, al menos en este coche, es como unas burbujas menos molestas que el tintineo de algún refinado rival. En este Smart el submenú que lo desconecta está a tres pantallas del arranque, lo que hace que desconectar esta pesada función de seguridad sea un engorro, algo que seguro que Smart arregla en el futuro para, como otros fabricantes, aplicar una desconexión sencilla.

Al volante, en ciudad va de maravilla, y aunque no tenemos la altura del puesto de conducción de un SUV y el capó es algo largo, nos movemos con naturalidad porque es un coche compacto que se aparca en cualquier sitio. En autovía el coche pasa los badenes de las autopistas con gran facilidad y aplomo, fruto de una extensión de los amortiguadores muy controlada, lo que indica que se han echado horas en la puesta a punto para conseguir el tacto de coche ‘europeo’ que tiene este Smart. A la entrada de las curvas en carretera convencional balancea más de lo que lo haría cualquier coche de Brabus, y es que en un coche que pesa 1.800 kilogramos y tiene suspensiones cómodas, no podemos esperar milagros, aunque tampoco hay una transferencia de pesos que asuste, y de hecho es casi imposible incomodar este chasis. Frena bien, al menos si lo hacemos a fondo solo una o dos veces, pero si tenemos que bajar un puerto de montaña, seguro que tendremos algo de ‘fading' o pérdida de rendimiento. Aquí se echan de menos otra vez unas levas tras el volante para retener más en modo eléctrico y menos con el freno, porque en el modo Brabus el coche acelera y corre mucho, y podemos seleccionar incluso un ruido de motor 'interstellar', lo que quiera que eso signifique, pero aunque es muy rápido, no es tan deportivo como los Brabus de antaño, que eran duros hasta decir basta, así que este nos parece mejor. Por cierto, los retrovisores hacen algo de ruido con el viento si superamos ciertas velocidades en autovía.

En las plazas traseras se viaja bien pero no hay el diseño 'escenario' que tienen los modelos SUV, con la banqueta trasera algo más alta que la delantera, y entre eso, los asientos delanteros tipo bacquet y lo grande que es la pantalla central delantera, que resta algo de visión a los pasajeros traseros, estos pierden algo de confort aunque tengan suficiente espacio. El maletero en el uso diario es correcto, pero tiene el umbral de carga algo alto y para quitar la bandeja corredera y meter una bici de 24 pulgadas hemos tenido que jugar un poco al Tetris, pero lo hemos conseguido, así que nos sirve para viajar tres o hasta cuatro, en este caso, con poco equipaje.

PERFECTO PARA EL DÍA A DÍA, PERO OJO A LOS VIAJES

El consumo medio homologado es de 17,6 kilovatios-hora cada 100 kilómetros, y el de esta unidad en los últimos 3.900 kilómetros ha sido de 19,7 kWh/100 km. Lo sabemos porque es el modelo de pruebas del concesionario Smart Valdisa -Valencia.-, y estos son dos datos importantes: el primero es que el consumo va a estar entre 18-20 kWh cada 100 kilómetros en uso real, así que en el día a día tendremos batería para unos 270 kilómetros, 300 si apuramos mucho, y en carretera, podremos hacer 250-300 entre recargas si somos finos con el acelerador.

El segundo aspecto es que la red comercial de Smart es casi igual a la red Mercedes, con concesionarios donde ver el coche, tocarlo, probarlo, comprarlo, dejarlo a revisiones o reparaciones y poder entregar nuestro coche usado, y eso no lo pueden decir todas las nuevas marcas muy digitales pero… que al final terminan abriendo ‘stores’ para atender al público. Aquí contamos con la red Mercedes, toda una garantía.

Llega el momento de la pasta, y 51.900 euros es mucho dinero, aunque entra en el plan Moves, de ayudas de hasta 7.000 euros, lo que puede reducir la factura final. 428 caballos nos parecen lo más, pero si las prestaciones no lo son todo, vale la pena elegir el acabado Premium por 47.400 euros con ‘solo’ 272 caballos, que además aumenta la autonomía en 20 kilometrillos, que todo suma, pero claro, ¡perdemos el bonito acabado Brabus!. La versión de acceso, con solo 44 kilovatios de batería y con tecnología de litio-ferrofosfato LFP en lugar de níquel-cadmio-manganeso -NCM- tiene poca autonomía -325 kilómetros homologados, unos 250 en uso cotidiano- y es algo cara para lo que ofrece 39.400 euros, aunque Smart tiene en este mes de abril de 2024 una oferta financiera al cero por ciento que puede ser interesante.

En resumen, un modelo diferente, bonito, con el tamaño adecuado y un precio razonable que lleva el aroma premium al sector eléctrico compacto sin necesidad de ser un coche grande o un SUV, tan en boga hoy en día, al fin y al cabo no todos necesitamos una berlina como el Tesla Model 3, y ni mucho menos un enorme Tesla Model Y, por muy atractivo que sea su precio. El Smart 3 transmite una experiencia más premium que rivales como el MG4, el Renault Megane o el Cupra Born, todos ellos más económicos. Como deportivo su único competidor es el MG4 X-Power. El ‘británico’ corre más y es más potente, pero acelera peor -3,7 el Smart  y 3,8 el MG- y tiene menos autonomía, con 415 kilómetros el Smart y 385 km el MG. También es cierto que el MG cuesta 11.000 euros menos, pero en calidades y presencia, el Smart #3 está por encima.

¿Triunfará? Nuestra apuesta es que esta nueva Smart puede tener más éxito que en la anterior etapa.

Por cierto, con este Smart Brabus también podrás decir, como Elon Musk del Model 3 Performance, que acelera más que un Porsche 911, al menos en sus versiones básicas.