Adrian Newey aboga por coches más ligeros y pequeños... en todos los ámbitos

Puede que su trabajo directo parezca que tiene pocos puntos en común con los coches que podemos comprar para nuestros desplazamientos habituales. Sin embargo, esta vez sus reflexiones tienen mucho que ver con éstos.

En su última entrevista en Autosport ha dicho algunas cosas muy interesantes. En realidad, 'principios universales' que atañen al automóvil de cada día y que deberán hacer reflexionar a los usuarios, a los fabricantes y, sobre todo, a los legisladores.

Lo dijo a propósito de las reglas de que la F1 prepara para 2026, pero por el relevante papel de faro que ejerce la categoría sobre el mundo del automóvil "porque cualquier cosa que hace la F1 se refleja en las salas de exposición –de los concesionarios–". Puso como ejemplos la popularización de los motores turbo o la aparición de alerones y elementos aerodinámicos, difusores incluidos.

Pero lo que dijo Newey tenía mucho que ver con ecología y la aberración actual de hacer coches más grandes, más pesados, como loa SUV. Un camino que va precisamente en contra del objetivo marcado de limitar las emisiones.

Es algo que los legisladores comienzan a vislumbrar y ya hay algún país o alguna ciudad que quiere 'castigar' los coches más pesados, ya sea en peajes o precios de aparcamiento.

Para Newey es irrelevante el tipo de energía, porque lo importante es la eficiencia energética, el usar la menor energía posible. "No importa de dónde venga la fuente, esa energía tiene que venir de algún lugar, incluso si proviene de una turbina eólica. Eso en ningún caso significa cero emisiones de carbono", comentó Newey.

Newey defiende que los F1 deben ser más pequeños y más ligeros, aerodinámicamente más eficientes. Es, sin duda el camino que recomienda. "Tal vez eso comenzaría a alejar el rumbo de estos monstruos de tres toneladas que están destrozando nuestras carreteras y colapsando baches", añadió.

A falta de conseguir baterías capaces que ofrezcan gran densidad energética o  recargas rápidas –en 2 ó 3 minutos energía para hacer 200-250 kilómetros– están ofreciendo autonomía a base de colocar más módulos de batería, que ocupan espacio, lastran el peso y multiplican el precio, para poder presumir de 600, 800 o incluso más de 1.000 kilómetros de autonomía. Y ese aumento de peso se traduce en mayor consumo energético.

Hay que trabajar mucho ahí. Seguramente Newey está atacando el problema porque las nuevas reglas de la F1 exigen una gran energía a la unidad eléctrica y es un quebradero de cabeza que atañe a los motoristas, sí, pero que tendrá gran influencia en aerodinámica, peso y tamaño de los coches.